miércoles, 6 de junio de 2012

MICRORRELATO DE CANARIAS. 1 HORA DE TIEMPO


INSÓLITA NOCHE

Me desperté en el suelo. Estaba todo oscuro. Me dolía la cabeza, pero no quería cerrar los ojos de nuevo. Todavía no tenía la certeza de si era un sueño o era realidad, por eso, estaba desorientado. También me dolía las piernas, los brazos, el cuello… todo el cuerpo. De pronto oí unos ruidos, parecía pinocha pisada. Pisada por algún ser grande. En ese momento me puse nervioso y el ruido se acercaba poco a poco. De repente, una cabeza se asomó. Era un caballo, mí caballo. Me miró, pero no pareció reconocerme. Yo era su dueño, desde hacía más de 25 años, pero no hubo ningún gesto en su mirada.

Pasó un tiempo de tranquilidad y luego, escuché un ruido a mis espaldas. Parecían baifos discutiendo. Pero no sólo el típico balido, sino que me resultaba familiar. Tanto, que podía comprenderlo. Entendía lo que le decía el baifo más “machito” a la hembra con la intención de seducirla, lo que los baifos más tímidos se decían entre ellos con el fin de hacer nuevos amigos. Otros, los más liantes, tramaban alguna locura. En ese instante me quise mover hacia ellos, pero me sentía raro, más bien incómodo. Miré mis piernas y brazos, se habían convertido en patas. Patas de cabra.

JEREMY MATTEONI NUTI


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